¿Cuánto queda para el clásico?

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Antonio Lucas "Lobo".
El pasado domingo el Villarreal hizo paladear a media España el sabor de la esperanza, quizá la liga dual se resquebrajaría justo por el camino que cruzaba un submarino amarillo. Con el empate a dos de Cristiano (Por cierto, ¡qué fiera!) justo antes de finalizar el primer tiempo ese sueño acabó, creánme.

Un gran Villareal superó al Madrid en el primer round, la putada es que si eres mejor que tu adversario pero no eres capaz de noquearlo es que entonces eres peor. Sin fluidez alguna, carente de ideas y de balón, que es donde se fraguan éstas en fútbol, el equipo merengue respondió con dos goles a la superioridad amarilla. Así no hay quien pueda, oiga.

En la radio todos los entendidos (que lo son) decían que no importaba lo que el Villarreal hiciera, que podía jugar todo lo bien que quisiera, incluso que podía marcar los que le viniera en gana, pero que no, que al final no ganaba ni de coña ¡Hombre, así no se puede disfrutar! Todo el pescado se vende antes de tiempo, y lo peor no es que tuvieran razón, es que todos estábamos de acuerdo en vender la piel del oso antes de tiempo. Tras el primer tiempo, a pesar del trato exquisito del cuero de los de Garrido, a pesar de un orden táctico impecable, de un Borja Valero exultante y de una demostración amarilla de poderío en la definición, seguíamos sin tener fe en la derrota blanca. ¿Por qué?

Sinceramente, me gustaba más cuando todos jugaban, cuando un pequeño podía ser grande durante noventa minutos, cuando había varios equipos peleando por el título. Sí, ya sé, realmente siempre han sido Madrid y Barca, Barca y Madrid, sólo ellos. La historia siempre los contempló de otro modo, los demás forman parte de una plebe en donde el tuerto es el rey. Pero a pesar de ello, a mí me gustaba que de vez en cuando pareciera otra cosa, llámese la realidad paralela Superdepor, Real Sociedad, Bilbao, Atlético, Sevilla o Valencia.

Estoy de acuerdo en que es fascinante contemplar este duelo de titanes, dos colosos frente a frente en una lucha trascendental, una como nunca antes hubo, un pique que dura ya más de cien años y que subyace a una simple pregunta: ¿quién es mejor? Hoy por hoy, en mi opinión la respuesta es sencilla, el Barcelona es el amo y señor, el problema es que los datos puros y duros, la realidad de victorias y puntos de la liga siguen dejando vivo al aspirante al título, y vaya aspirante. Se fue vapuleado del Camp Nou, sí, pero volvió a su racha de victorias como quien no quiere la cosa, como si nada, ganar y ganar, así hasta que de nuevo se cruce en el camino el todopoderoso Barca y se puedan ajustar cuentas, no hay más historia que ésta en la liga que nos ocupa.

No comprendo por qué ambos colosos no dejan de jugar con los demás y se enfrentan ellos cada domingo, eso sería una buena decisión de cara al espectáculo.

La verdad, tengo ganas de que se enfrenten de nuevo, ¿miedo? Por supuesto, eso siempre ¿quién no teme al dolor? Pero es y será el partido del siglo eternamente.

2 Responses so far.

  1. El lobo ha dado con la tecla. Yo siento nostalgia de nuestra liga, yo mantengo que desde hace un par de años se ha devaluado a unos niveles desconocidos.

    Yo recuerdo con admiración al Depor en semifinales de la Champions, a Riquelme fallando el penalti que le podría haber dado al Villarreal una final de Champions, pero también me acuerdo de esa final histórica Liverpool-Alavés, que grande era el fútbol entonces, y nuestra liga.
    Ahora tenemos a un equipo que está fuera de toda realidad, que hace un fútbol mágico, probablemente el mejor conjunto de todos los tiempos, probablemente. Y a otro equipo que va aguantando como puede. Pero yo vuelvo a sentir nostalgia de aquellas ligas, no tan lejanas, donde el líder de la luiga en la jornada 32 era el Celta, donde la Real Sociedad se jugaba el campeonato con el Madrid, donde el Piojo López volvía loca a la defensa del Barça, donde los Atlético-Barça acababan 5-4, o donde Djalminha volvía loca la zaga madridista y los blancos se iban con cinco goles de Riazor. Yo echo de menos esas últimas jornadas donde un gokl decidía la liga, aquellas que el Salamanca ganaba en el Camp Nou, las ligas de Tenerife. Y volviendo a Europa, las dos finales del Valencia de Champions, aquel penalti que falló Pellegrino.

    Probablemente hemos ganado en arte futbolístico, pero hemos perdido tanto en emoción, antes los Depor-Barça tenían una rivalidad altísima por el robo de Rivaldo, ahora ganan 0-4. El fútbol no solo es arte, es sentimiento, es competitividad, es esfuerzo, es tensión, es incertidumbre. En mis 24 años tengo he vivido muchos partidos grandes, como fue aquel gol de Cesc ante Italia en el último penalti, el de Mijatovic en el Amsterdam Arena, ese gol de Torres contra Alemania, como no el gol de Iniesta, el zurdazo de Zidane contra el Leverkusen, pero lo que más me ha llenad de alegría fue el gol de Vilaseca en el último penalti del Yeclano, después de estar más de 90 minutos con uno menos, teniendo el ascenso en la mano y disputándolo en la tanda de penaltis.

    Son momentos cumbre del fútbol, que te hacen explicarte porque amamos este deporte. Yo estoy seguro que si España hubiese ganada 4-0 los partidos del mundial no nos hubiese sabido igual de bien, si no hubiesemos sufrido hasta el 116 no lo hubiesemos celebrado tanto.

    Yo creo que es muy importante el fútbol de toque y mágico que hace el Barça, pero echo de menos la competición, vibrar con un partido, ver un partido con necesidad y con tensión. Si queremos una liga de dos nos equivocamos profundamente.

  2. Borja says:

    Pues sí, yo estoy de acuerdo, pero mucho me temo que esto es lo que nos toca en un futuro próximo en nuestra liga.
    El Barça seguirá destapando el tarro de las esencias pues sus futbolistas más importantes tienen cuerda para rato y el Madrid, dinero mediante, seguirá fichando grandes jugadores y estando ahí arriba.
    Las distancias con los demás supongo que permanecerán y no sé si acentuarán porque mucho más ya es complicado.

    El reparto de los derechos de televisión no ayuda a cambiar la dinánimca y el segundo escalón de equipos (véase Atleti, Valencia, Sevilla, Villarreal...) pasarán sus altibajos (como le pasa al Atleti y al Sevilla actualmente), como es lógico en cualquier equipo "normal".

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