La amistad está sobrevalorada, al igual que las tetas grandes. ¿El fútbol? También, supongo. No sé qué pensar. Verán, en verano, con este calor propio del sur, casi nunca sé qué pensar, ando atontado de un lado para otro, sin saber bien qué decir u opinar respecto a nada, únicamente me dedico a divagar, a soltar ambigüedades y sospechas, al tiempo que regalo historias muy detalladas de las cosas más superfluas e intrascendentes, vamos, que soy vivo ejemplo de cualquier diario deportivo en época estival. El As, el Marca, el Mundo Deportivo, el Sport… todos han iniciado una carrera frenética en la que el perdedor ya ha sido decidido de antemano: los lectores.
Sin embargo, el verano sigue siendo la época del año en la que más prensa deportiva se vende, y es que la vida sin fútbol es muy aburrida (que nos lo digan a nosotros). Las vacaciones, el buen tiempo y la playa no palian esa necesidad balompédica absurda que nos corroe a la mayoría. Así pues, como nada, excepto una postura estoica y surrealista, me va a salvar de este tedio omnívoro que me ataca desde no sé bien dónde, me he dedicado estos días a observar a los demás y regocijarme al descubrir aquellos a los que el mismo mal les aflige, ya que ese archi recurrido “mal de muchos, consuelo de tontos” no tiene mucho peso en la realidad que nos toca admitir cada día, así que mejor “dame pan y dime tonto”.
El juego ha evolucionado pronto, enseguida me he puesto a intentar dilucidar de qué equipo sería cada uno de los penitentes encontrados al sol, la cosa ha cobrado vidilla, incluso parecía divertido (perdónenme).
Estaba claro quiénes eran los culés, se distinguen con facilidad del resto porque son los únicos que independientemente de su complexión física ostentan pecho palomo, llevan colgando una sonrisita estúpida a todos lados (incluso debajo del agua) y miran desde su atalaya. Huelen a heno de Pravia.
Los merengues tampoco son difíciles de encontrar, apestan a aftersun, están tan quemados…
Los demás resultan un poco más difíciles de reconocer, exceptuando a los del Bilbao y la Real Sociedad, que hablan raro, y a los malagueños, que llevan una sonrisa perenne en forma de media luna y van en alfombra mágica, no es de extrañar, desde Abderramán no se ha visto cosa igual en esta península.
Por supuesto, existe una raza aparte, inconfundible e inefable. Son los que peor lo están pasando, por tanto los más divertidos para un canalla como yo. Son los del Atleti ¡Pobres colchoneros! Llevan la colleja en carne viva, ya que van con la cabeza gacha a cualquier sitio, tienen la mirada perdida, y vaya usted a saber dónde la perdieron, han perdido tanto… su olor es una mezcla de nostalgia e ira. Son los que, cuando en las esquinas enfermas de ocio se habla de fútbol, cambian de tema a los tres minutos para hablar de la crisis, justo al contrario que el resto. Por eso me divierten y a la par les admiro, porque su sufrimiento es puro, hondo, y la tristeza cuando es ajena siempre es interesante y entretenida.
Siendo honesto, la verdad es que el jueguecito no da para mucho, así que espero con ansía insana la vuelta del auténtico balompié, los torneos de verano legendarios para ir haciendo boca, la supercopa más súper de estos últimos años y el comienzo de la liga. Amén.
Recomiendo a los que sufran de esta misma sed agónica que se aventuren en otro juego mucho más ambicioso y reconfortante a la vista, fruto también de la misma mente séptica del que suscribe, se trata de ir más allá de las barreras cotidianas de la imaginación y, basándose en una concienzuda observación de los top less femeninos de la playa de turno, tratar de identificar los colores futboleros que palpitan bajo tales pechos, guiándose por su tamaño, textura, inclinación, color del pezón y demás parámetros que a bien tengan ustedes analizar. Ahí es nada. Qué más les puedo decir, improbables lectores, suerte y al tajo, la cuestión es pasarlo teta.
Como ven, el fútbol no está sobrevalorado, pues la ausencia del mismo provoca tales desmanes e infamias pseudocreativas como las que me asolan. Ya lo dijo Cervantes: “Cada uno es como Dios lo hizo, y sin furbol aún peor muchas veces”. Sólo espero que esto pase pronto.
Por cierto, ante la duda, la ...
Señor Lobo, yo le he visto jusgar al fútbol... espero que no sea igual tratándolo todo...
Sin ser un amante enfermizo del "deporte rey", he de decir que ha despertado mi curiosidad el dilucidar de que equipo es cada fémina según su busto, lo pondré en práctica este fin de semana y veremos si nuestro amigo lobo está en lo cierto.
Jajaja, qué grande eres Lobo!
Señor Masa, los marcajes los hago casi igual... Por cierto, felicite al editor de mi parte, qué bien escogida esa foto!
Magnífico el regreso del Lobo, aunque no esperaba otra cosa. Gran artículo!
Ah, el anónimo soy yo.
"colleja en carne viva", "cabeza gacha", "mirada perdida", "su olor es una mezcla de nostalgia e ira"......... bonitos tópicos en una redacción de tetas furboleras. A los del atleti nos has conquistao.
Interesante teoría, aunque tal vez errónea… en ocasiones es imposible deducir los colores balompédicos según el busto en cuestión, de hecho es todavía más imposible descubrir si realmente ese busto en cuestión es de verdad (y con esto no quiero debates sobre el machismo y otras filosofías de vida).
Tal vez como experimento sociológico, querido Lobo, tu idea no sea ilógica del todo (es más, es hasta buena).
Imaginemos una enorme delantera, firme y turgente, de esas que no se mueve con el contoneo hipnótico propio de la ley de la gravedad, elemental querido Watson, esa chica es merengue (delantera pagada a base de talonario que nos deja bastante fríos e indiferentes).
Ahora observemos ese busto juvenil, ligeramente pequeño, alegre, bamboleante, que se mueve alegremente poing-poing… esa tía es del Barca (criada en la cantera, todavía inmadura pero dando muestras de un futuro enorme)
Y la última, esas tetas con pinta de ajadas a pesar de la juventud, en las que se percibe el constante manoseo de la vida, cubierta por pequeñas pupas, que se mueven recordando viejos y gloriosos años y soñando en nuevos triunfos…nena, tú eres colchonera!!!
Pues eso, que me encanta el verano
Gran Mutante opina eso
Pues ya está...
Querido Cachorro .... Te saluda un probable lector, jajajaja...
Solo decir que los del Atleti podrán hablar poco de fútbol ... pero los del Madrid tampoco tienen mucho de que presumir, ya que en los último años... (tan solo una copilla)... jajajaja...
Eso sí, todos tendremos en común los senos....
Saludos del brazo de hierro :)
En realidad soy una anónima. Curiosa e interesante opinión sobre la importancia del fútbol. No me voy a meter sobre si es más importante o no porque soy de las que piensa de que todo en esta vida es relativo, es según el cristal desde el que se mire, y todo ese largo etcétera de frases hechas que vienen a significar lo mismo. Me parece perfecto y sumamente respetable que para el Sr. Lobo y para más gente sea tan importante. Para mí es un entretenimiento agradable y en ocasiones necesario por lo que aporta a mi vida. Pero quiero comentar un par de cosas. Una, ¿tendrá que ver la fascinación que sienten los hombres por el esférico con algún reprimido recuerdo con otro tipo de "esferas" de las que dependían en su más tierna infancia? Y dos, a mi compañero anónimo, te has dejado otro tipo de delantera femenina, no sé si porque la has olvidado por despiste o porque no crees que exista: esa delantera que es grande, turgente y en su sitio, sin necesidad de operación. Las tetas, como el fútbol, también son así.
Si te tuviera al lado mia la paja con las tetas me la hacias
QUE TETAS TAN BELLAS SI ESTUNIERAS COM MIGO YA TE FUESE MAMADO UNA TETA
que tetas
ay no esas tetas son horribles las mias son mas bellas
y las mias me voy a tomar una foto y se las mando para q las gozen todos olleron papis bellos