José o Josep, esa es la cuestión (I)

1 comentarios
 
Antonio Andreu.
"Si Señol", me subo al carro. Ahora que criticar a Guardiola y enaltecer a Mourinho se ha convertido en un deporte nacional por encima de sacarle defectos a la nariz de Belén Esteban, no me quiero quedar rezagado. El debate "Menotti-Bilardo" del presente obliga a decidirse: yo lo tengo claro, soy de Mou. La "Eau d’ Guardiola" me huele mal, muy mal. Guardiostóteles, a mí no me engañas.

Guardiola, yo le acuso

Josep Guardiola Salas, yo le acuso. Le acuso de haber abandonado a sus padres Dolors y Pere el 4 de septiembre de 1984, a los trece años, para alojarse en una habitación de literas con vistas al Camp Nou. Le acuso de haber dejado de ser Josep, como le llamaban en casa, para convertirse en Pep, el chico de Santpedor que corrió la banda de Stamford Bridge olvidándose de que ya no era recogepelotas sino entrenador.

Guardiola, le acuso de ser humilde, de que su padre sea albañil y su madre ama de casa. De ser honrado, leal, fiel y honesto. Guardiola, le acuso de tener carisma, mucho carisma, tanto que da la sensación de poder curar un dolor de muelas con un simple apretón de manos. Le acuso de responder a los periodistas por su nombre, de saber mirar, hablar y callar. Señor Guardiola Salas, le acuso de ser elegante, todo un ‘gentleman’ antes y ahora. De ahorrar tres jugadas con un solo pase portando el ‘4’, y de hacer jugar como nunca se ha jugado vestido de Antonio Miró.

Le acuso de timar a los taquilleros de los estadios del mundo, ofreciendo más espectáculo del que marca el precio de la entrada. Le acuso de respetar a los contrarios, por pequeños que sean, y de ondear la bandera de la autoexigencia y el sacrificio. De llorar con 15 años por haber fallado un penalti en un torneo cadete, al recoger el premio al mejor jugador del mismo. De creer en la cantera por encima de todo.

Guardiola, le acuso de malgastar el dinero fichando a Chigrinski, Ibrahimovic, Pedro y Busquets. Le acuso de leer poesía y de ser culto. De abrazarse a su amigo y ángel de la guarda Manel Estiarte y de decirle “te quiero” sin miedo a los puristas del pelo en el pecho. Le acuso de pasarse las noches en blanco investigando sobre aquella maldita nandrolona para limpiar su nombre, porque el nombre es lo único que nos queda.

Guardiola, le acuso de ser un símbolo como jugador y un mito como entrenador, y de haberse dejado el pelo en el empeño. Le acuso de ser barcelonista y buena persona. Sobre todo buena persona, en una época en la que serlo parece que se escribe con letra pequeña.

* Mañana tenemos a José...

One Response so far.

  1. Borja says:

    Amén.

    Guardiola es un ejemplo como profesional (no puedo valorarle como persona) y es lógico que las cosas le vayan tan bien. No ha cosechado todos los triunfos él solo, desde luego, pero el trabajo que hace, dentro y fuera de su despacho y en cada partido y rueda de prensa, me parece impecable. Siempre de frente, de cara y con humildad.

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